¿Qué pasaría si todos los habitantes de este planeta decidiéramos ponernos a hacer el amor a la misma hora?. Pues que, probablemente, presenciaríamos el primer orgasmo planetario de nuestro sistema solar. Los mares rugirían de placer, y el sol y la luna saltarían a bailar un tango barriendo el firmamento. Y quizá la constante de gravitación universal saldría de su aburrimiento y se pondría a dar botes imprevisibles, adoptando miles de magnitudes, a cual más absurda, entre ataques de risa. La galaxia dejaría de tener forma de espiral y abandonaría ese ensimismamiento autista que la caracteriza para cantar una ópera a los agujeros negros, los cuales, repentinamente, dejarían de ser tan negros y pasarían a ser un auténtico espectáculo de luces multicolor, llenando, de infinito a infinito, el universo con un enorme zumo de arcoiris.
CMA.
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